Movilizados por el amor de Jesús

“Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos”.- (Mateo 28, 19)

Del 10 al 14 de octubre se hizo un encuentro de misioneros en Neuquén. Dos días en los que se trató de nutrir a los misioneros en Palabra y Eucaristía, para poder después llevar todo lo leído y escuchado a la misión. En total fueron 800 misioneros los que participaron de esta hermosa experiencia.

Uno de ellos, Lautaro Ramírez de 21 años, parte del grupo “Galilea” nos va a contar todo lo que vivió y qué se lleva de esta misión. ¡Quédate leyendo para saber mucho más!

1. ¿Qué fue lo que más te impactó de la misión en Neuquén? ¿Es la primera vez que vivís una experiencia junto con ADL?

Lo que más me impactó fue que muchos jóvenes fuimos movilizados por el amor de Jesús y llamados a cumplir la misión.

Un momento especial fue cuando los chicos de ADL representaron a los discípulos y a Jesús en el mar. Simón ve a Jesús caminar sobre el mar, Jesús le dice a Simón que camine hacia él, Simón avanza, pero se empieza a hundir porque le quita la mirada a Jesús y Jesús le tiende la mano y Simón le dice “nunca me sueltes”.

Me movilizó al salir a charlar con personas que nunca charlaba en la misión, porque no era con las personas con las que siempre estaba y eran charlas muy lindas. Nos preguntábamos cómo la estábamos pasando, cómo nos sentíamos en la misión. Una anécdota fue la forma en la que una chica llegó a la misión. Ella no iba a venir, ellos salían a las 6:30 y a las 6 se decidió a ir.

Este momento me dio la oportunidad de compartir con el otro nuestras experiencias.

2. Durante los talleres de Palabra y Eucaristía, ¿Qué fue lo que más te llegó al corazón? ¿Qué cosas te movilizaron?

El lugar al que me tocó hacer misión era un barrio necesitado. La capilla a la que fuimos se llama «María Madre misionera» y es un comedor, mientras las familias retiraban la comida, nosotros salíamos de grupos de 3 o 4 chicos con agua bendita, una oración y un rosario.

En mi grupo eran tres chicas, pero de diferentes familias que vivían en el mismo departamento solo que en diferentes habitaciones. Nos contaron sus vidas y cómo llegaron a Neuquén (porque ellas son de Salta), nos atendieron muy bien nos invitaron mate, comida y pudimos charlar. Al final le dimos la bendición a cada una de ellas, a sus hijos y a la casa.

El sábado fuimos de vuelta a la capilla, las señoras de la capilla nos atendieron muy bien y nos esperaban con la merienda. Como era un sábado recreativo fuimos a buscar a los nenes del barrio, con los chicos de Galilea teníamos juegos, dinámicas y alabanzas, salimos disfrazados de payasos… fue un día muy lindo lleno de chicos que querían participar.

Después de todo eso, nos fuimos a la misa que fue en la catedral. Lo que me impresionó fue tanto la catedral, a la cual iba por primera vez, como la cantidad de jóvenes que habían.

Después de eso nos esperaban con viandas, mientras estaba haciendo eso le pregunté a un señor que hacía en la catedral y respondió que entró porque le llamó la atención tantos jóvenes haciendo lío (pero del bueno).

3. ¿Hubo algún momento en particular en el que sentiste de manera especial la presencia de Dios en la misión? ¿Cuál fue?

Lo que me llegó al corazón fue la adoración, me llenó el alma, sentía una paz y una felicidad inmensas, al ver a los demás me di cuenta que no era el único con esta sensación. 

Fue muy lindo, en ningún momento le quité la mirada a Jesús en la Eucaristía.

Otro momento en el que sentí la presencia de Dios fue en la compañía de cada una de las familias, que sin conocernos conectamos de tal forma que nos sentíamos parte de ellas.

4. ¿Qué fue lo que más disfrutaste de la misión y cómo crees que esta experiencia ha transformado tu manera de vivir la fe?

Lo que me llevo es que me sentí abrazado por Dios, pude ver una realidad diferente a la de casa, ver a las personas a las que les falta ser escuchadas, ser amadas. Muchas veces lo que necesitan es tan solo ser escuchados, darles un abrazo, motivarlos con palabras de aliento, con eso es suficiente para cambiarles el día.

Vengo lleno de amor de Dios, paz y alegría, quiero ser luz para los demás, mantenerme agradecido, tener los pies sobre la tierra, ser humilde y ser sencillo.

“No se olviden ustedes de hacer el bien y de compartir con otros lo que tienen; porque estos son los sacrificios que agradan a Dios”. – ( Hebreos 13,16)

Autor: Lautaro Ramírez
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