(Sal 51, 10).
Este domingo comenzó el Adviento. Empezamos el tiempo de preparación para la llegada de Jesús, que siendo Dios eligió hacerse lo más pequeño e indefenso, para salvarnos.
Seguimos recorriendo día a día nuestro camino a la santidad. Por el pecado original, la naturaleza humana herida tiene una tendencia al pecado. Lo más importante no es «no caer» en la tentación, sino volver a levantarnos y buscar mejorar.
Los sacramentos son una gran oportunidad para hacer ese «borrón y cuenta nueva» y remontar vuelo, ya que nos dan el envión para continuar de la mano de Dios, que es la gracia.
«Renovemos el espíritu» a través de los sacramentos, especialmente el de la Reconciliación. Dejemos que Dios entre en nuestra alma y nos invada Su amor, para poder ser «otros Cristos» que lleven su mensaje de salvación y así, ser los santos que Él quiere que seamos.