«Qué difícil es ser cristiano». Esto es algo que seguro alguna vez pensamos. La fe nos lleva a un constante discernimiento para elegir el mejor camino hacia Dios, ¡qué difícil es eso! ¿Donde encontramos la respuesta a las preguntas que nos planteamos diariamente? ¿A quién acudimos? ¿Y Dios?
En el camino del cristiano existen muchos obstáculos impuestos por el mundo, pero Dios se deja ver en las pequeñas cosas de la vida: en la palabra de un amigo, en la belleza de un paisaje, en la paz por una decisión bien tomada.
Pero Dios también está presente, siempre, en la Palabra y en la Eucaristía. Se ha quedado con nosotros porque nos ama, y quiere que vayamos a Su encuentro. Podemos palpar su mensaje con nuestras manos. Escrita por los hombres, e inspirada por Dios, la Biblia es nuestra guía para encarar el camino hacia el Cielo.
No tengamos miedo a agarrarla, a leerla y releerla, y a dejarnos interpelar por su mensaje y llevarla a la vida. ¿Qué mejor regalo podría dejarnos nuestro Padre, que una gran carta de amor que nos ayuda a llegar hasta Él?