Miqueas 5,1
Ya se acerca la Navidad y no podemos permitir que nos encuentre sin habernos preparado. Seguramente ya estamos pensando con quién pasaremos esa fecha especial, qué debemos llevar, y hasta posiblemente ya estemos viendo ideas para regalos.
Volvamos sobre esto:
1. Con quién pasar esa fiesta. ¿Es que acaso la Sagrada Familia encontró lugar en alguna posada, con su familia?
2. ¿Qué llevamos? María y José no tenían más que pañales para envolver al niño y lo acostaron en un pesebre
3. Los regalos. Los magos le llevaron oro, incienso y mirra, pero los pastores llegaron allí llevando su humanidad y sencillez, postrandose ante el niño. ¿Es que era poco?
«Tú, Belén de Efrata, la más pequeña»… No perdamos de vista este gran misterio: que Dios se hizo el ser más chiquito e indefenso, para vivir entre los hombres y salvarnos. Y vino en la miseria misma: en la ciudad más pequeña, en un pobre pesebre, mostrándonos que es en la humildad donde Dios hace sus designios.
En este tiempo, dispongamos un corazón humilde y manso para que Dios pueda hacer grandes cosas con nosotros. Nos dejemos guiar para ser transmisores de su mensaje e instrumentos de su amor.