En la foto: Gonzalo Becerra recibiendo La Regla de la Orden Franciscana de manos de Adela Tuttolomondo, ministra de la OFS (Orden Franciscana Seglar).
Gonzalo Becerra, miembro de Apóstoles desde hace varios años, decidió dar un paso más y consagrarse como laico, siguiendo la regla de San Francisco. ¿Querés saber cómo fue su experiencia? ¡Lee la nota y enterate!
Contanos un poco sobre la Tercera Orden Franciscana. ¿Qué implica?
La Tercera Orden Franciscana implica seguir el ejemplo de San Francisco de Asís, obedeciendo el mandato que dejó el último día aquí en la tierra. Los Franciscanos somos una parte de la comunidad religiosa mendicante. Seguimos los pasos que nuestro Padre Francisco nos dejó (hay una Regla que tiene Constituciones Generales). Ser Pobres no de cuerpo, sino de Espíritu. Vivir según el Evangelio, que es la Palabra Viva de Cristo.
¿Cuándo te diste cuenta que querías formar parte?
Apóstoles tenía en mente una obra de teatro nueva, y como soy yo, no me la quería perder. Año 2014, la Vale y Lili propusieron una nueva obra después de lo que fue “María Causa de Nuestra Alegría”. Me habían dado un papel de un Fraile Franciscano que ayudaba a Francisco a reconstruir la Iglesia de San Damián. Fue muy loco, porque en dos momentos sentí la Presencia de Jesús que de alguna forma me estaba llamando. La primera fue cuando empezamos a ensayar con vestuario. Cuando me vi y sentí que tenía el hábito marrón puesto, pasó algo que muy pocas veces me había pasado (casi nunca, en realidad), como diciendo: “Es por acá”. Un Llamado muy especial. Después cuando ya estábamos haciendo la obra en el Teatro Alberdi, yo me estaba preparando solo, rezando para que todo salga bien, y volví a sentir ese Llamado, igual que la primera vez. La verdad que soy un privilegiado por haber sido elegido por Jesús. Desde ahí decidí emprender este hermoso camino.
¿Qué es lo que más te gusta del carisma de San Francisco de Asís?
Lo que más me gusta del Carisma es un poco lo que dije en la primera pregunta, que es Vivir según el Evangelio. Esto de tratar de ser como un espejo de Jesús, (suena lindo, pero es muy difícil porque somos hombres imperfectos, y obviamente no somos como Él). Vivir el día a día cumpliendo su voluntad, sabiendo que si caemos nos podemos levantar y seguir defendiendo la Verdad que es el Evangelio. (Jn 14,6).
¿Qué le dirías a una persona que está considerando su vocación como religioso o laico consagrado?
Primero lo felicitaría. Porque en estos tiempos en donde la Iglesia es perseguida en todo el mundo, y en todos los aspectos, es muy difícil tomar y asumir ese compromiso. También le diría que lo piense muy bien. Que piense cómo y desde dónde lo quiere seguir a Jesús. No es solamente ser Sacerdote, Monja, Monje o Laico Consagrado. También se lo puede seguir un Laico normal. Una vez que ya sabe el cómo, y esté seguro, pero bien seguro de su decisión, después de haber meditado, haber hecho un buen discernimiento, también sirve hablar con sacerdotes, religiosos, frailes, monjas para que ellos los guíen en el camino. Después hay que buscar el dónde. Cada Congregación tiene su propio carisma, y discernir en dónde nos sentimos más cómodos. También les recomiendo leer libros (obviamente espirituales) sobre Santos y Santas para conocer la vida de esas personas que fueron como nosotros, pero que decidieron arriesgarse un poco más, embarrarse, jugarse por la camiseta. Y tercero: una vez que ya se sabe el cómo y dónde, pisar el acelerador, poner primera, abrocharse el cinturón y dejarse llevar por Su mano, que seguro que no se van a arrepentir en ningún momento. No hay que pensar las cosas malas que hicimos o que podemos hacer, ni tampoco hay que pensarlo tanto, porque si no, no vamos a disfrutar nada de esta hermosa experiencia.