¡La emoción de consagrarse en familia!

Durante el mes de noviembre, varios miembros de Apóstoles vivieron juntos la preparación para consagrarse a la Sagrada Familia, en el contexto del tiempo de preparación para la Navidad. Fue sin dudas un momento muy importante para todos, pero Milagro Cossio lo vivió de una manera especial, y hoy quiere compartirlo con vos.

¿Qué sentirias si vos y toda tu familia se consagraran juntos? eso es lo que ella vivió, junto a su marido Julio y sus hijos 
Milagros, Bernardita, Julio y Augusto. Hoy nos cuenta un poco su experiencia. 

¿Qué los impulsó a consagrarse a la Sagrada Familia?

La invitación a consagrarnos a la Sagrada Familia nos hizo pensar que era el momento de realizar un compromiso concreto: profundizar nuestra formación en las virtudes de María, José y Jesús y transmitir a otros la alegría de vivir en un hogar y la esperanza de que es posible seguir el ejemplo de la familia de Nazaret en nuestra vida cotidiana.

 ¿ Qué sentiste al vivir este momento en familia?

Vivir la consagración en familia fue muy significativo porque pudimos mirarnos todos juntos ante Dios, dando gracias por este regalo y con la voluntad común de decirle, desde nuestra pequeñez: “Aquí estamos Señor”.

Pasaron por nuestra mente tantos momentos compartidos, tantos sueños, tantas bendiciones recibidas. Cada uno de nosotros, desde su lugar, más de niños, de adolescentes o de adultos, pudimos sentir la gratitud de tenernos unos a otros, de saber que es en nuestro hogar donde aprendemos todos los días a vivir, a equivocarnos y a corregirnos en forma fraterna, a caernos y levantarnos, a darnos siempre otra oportunidad, a perdonar, a confiar unos en otros, a reírnos de nosotros mismos e infinitas cosas más.

En definitiva, fue un momento de comprender que, siendo creaturas a imagen y semejanza del Creador, llevamos inscripto en nuestro corazón el deseo de vivir en familia, de amar y de sentirnos amados y que eso nos hace verdaderamente felices.

 Durante los encuentros fueron conociendo más a María, José y al Niño Jesús, ¿Qué es lo que más te quedó resonando en el corazón?

Los encuentros nos permitieron conocer más a María, José y al Niño Jesús y en el corazón nos quedó resonando la humildad, que estuvo en el origen y fue el cimiento de todo el plan de salvación. La humildad de María en su “Hágase en mí según tu palabra”; de José, en su silencio y aceptación de la inmensa responsabilidad que debió asumir y la humildad del Niño Dios, del mismo Dios que se hizo niño, frágil, y que necesitó del cuidado amoroso de sus padres. Esa humildad que debe ser la roca sobre la que construimos nuestra vida y todas nuestras obras, porque si de inicio ésta falta, todo lo que hagamos será como construido en arena y tarde o temprano se derrumbará.

¿Qué le aconsejarías a los padres que quieren caminar junto a sus hijos el camino de la fe?

Como consejo a los padres que quieren transitar junto a sus hijos el camino de la fe, una frase que repetimos mucho con mi esposo, él me la dice mucho a mí: “No tengás miedo”.

El camino parece difícil, pero no lo es.

Educar en la fe es un camino imperceptible, es un susurro al oído de los hijos todos los días. Comienza con un canto de cuna lleno de amor, y así continúa día tras día. Es juntar sus manitos para rezar, hablarles con naturalidad de Dios según su edad, llevarlos a misa desde el primer día. Es estar mirando las flores en las montañas o teniéndolos de la mano mirando el mar y decirles que no dejamos de sorprendernos de la creación de Dios. Es compartir con los abuelos, es enseñarles a hacer los deberes, a ser responsables, a ser honestos, a ser buenos amigos, a ir siempre con la verdad. Toda ocasión es útil para transmitirles algo de Dios. Sirven mucho las caídas que tengan.

Es imprescindible compartir TODO el tiempo posible con ellos. El tiempo que no estuvimos a su lado no vuelve. Educar en la fe no termina nunca, es algo de toda la vida, mientras tengamos aliento.

No debemos olvidar que nuestros hijos siempre nos miran. Muchas veces, saber eso nos conmina a tener actitudes altruistas que a veces no nos nacen solas.

Y de repente sucede algo muy sorprendente: cuando crees que sos vos el que le está enseñando a ellos a caminar en la fe, un día miras para atrás y te das cuenta que es mucho más lo que vos aprendiste de ellos. Que Dios te habló en ellos. Que son ellos quienes te enseñaron verdaderamente qué es “TENER FE”.

¿Quéres dejarnos alguna reflexión con respecto a lo vivido?

 La Consagración a la Sagrada Familia y cada uno de los encuentros fueron preparando de un modo especial nuestro corazón para esta Navidad. Nos permitió hacer un alto y reflexionar sobre lo vivido hasta ahora, a pensar cómo queremos recibir al Niño Dios que llega y a proponernos nuevos objetivos poniendo siempre la mirada en el camino marcado por María, José y el Niño Jesús.

Autor: Milagro Cossio
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