Reviviendo la FE en comunidad

María nos cuenta cómo fue su experiencia en Horco Molle, trabajando con adultos que hace unas semanas recibieron los sacramentos de iniciación en la vida cristiana.

¿Cómo surgió la idea de que un grupo de adultos recibieran el bautismo, la comunión y la confirmación y cuáles fueron los principales desafíos que se te presentaron?

Un jueves como tantos otros, que nos reuníamos alrededor de la Palabra y la oración en la capilla de Horco Molle, escuché sobre el deseo que tenían algunas personas de recibir la comunión y me conmoví. Algunos de ellos asistían a misa, leían lecturas, apoyaban a la comunidad, asistían a la oración, pero no habían recibido todos los sacramentos. Cuánta ternura de Dios ya los abrazaba entonces y ellos querían responderle confirmando su Fe, decidiendo conscientemente permanecer en Él.

Por mi parte, no era catequista y no sabía cómo podría ayudarlos, pero quería ayudar. Entonces hablé con quien sí sabe, Liliana (una de la fundadoras de Apostoles), y ella me guió como siempre lo hace. Supe entonces que tenía que hablar con los sacerdotes de la Parroquia y ellos nos indicarían los pasos a seguir. La intención inicial era que los catequistas de la Parroquia los formaran, pero estábamos en octubre y todos ellos estaban cerrando sus ciclos de formación. Las puertas parecían cerrarse, pero las ganas, particularmente de los aspirantes, seguían firmes. Asique insistimos y el responsable de la catequesis de adultos en conjunto con el párroco nos habilitaron para iniciar nosotros (Apóstoles de Lourdes) con un programa sugerido por ellos. La primera semana de noviembre empezamos.

Aprendí con esta experiencia que cuando un adulto decide hacer la comunión, está al mismo tiempo confirmando, de un modo consciente, su elección y por lo tanto se realizan ambos sacramentos juntos. Así fue, en el tercer encuentro, que juntos descubrimos que íbamos por los dos sacramentos y en esa misma conversación una de las chicas descubrió que tampoco había sido bautizada asique ella sería bautizada también.

¿Qué le dirías a alguien que está iniciándose en la fe, y no recibió la comunión o la confirmación?

Descubrí en Horco Molle una comunidad que es Iglesia. Lo eran antes de recibir los sacramentos y hoy profundizan su compromiso. Con gran respeto por los procesos de profundización en la Fe que solo Dios y cada persona conocen, yo solo escucharía a quien se inicia en la fe e intentaría mostrarle como Dios está obrando en su historia. Transmitiría también la buena noticia que nos regala la Palabra. Creo que es Dios quien llama y solo podemos aportar ayudando a que el corazón del otro esté abierto y despierto para poder escuchar cuando eso pase.

Pero si alguien ya tiene decidido hacer la comunión, como en este caso, o si me convocaran para hablar sobre la comunión, citaría el Evangelio de Juan, capítulo 15, 1-17.

Estamos llamados a la unión y a la comunión con Jesús, esa es nuestra misión como cristianos. De esta unión depende que podamos dar frutos, que tengamos una vida plena y llena de VIDA, llena de GRACIA. Nuestra unión con Jesús consiste en permanecer en su presencia amorosa y dejarnos amar por él. Jesús quiere seguidores alegres que vivan el amor y lo gocen.

Jesús nos deja entonces como regalo su propio cuerpo/eucaristía para que permanezcamos en su amor: «Tomando pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo: esto es mi cuerpo que se entrega por ustedes. Hagan esto en Memoria mía» (Lc 22,19) «Yo soy el pan de vida: el que viene a mí no pasará hambre, el que cree en mí no pasará nunca sed.» (Jn 6,35.)

El profundo sentido de la Eucaristía es permanecer unidos a Jesús porque solo con Él y en Él seremos plenamente felices.

¿Qué le dirías a quienes podrían tener la misión de caminar con una comunidad de adultos preparándose para recibir los sacramentos?

Anímense. No necesitamos saber, solo querer. Trabajando en equipo con sacerdotes, amantes de La Palabra, catequistas y aportando lo que sí sabemos desde nuestra propia experiencia de Dios, podemos hacerlo.

Aprendí de una gran guía espiritual que no importa quién da, sino quien recibe. Es Dios el que está yendo al encuentro de quien se acerca para recibir un sacramento, nosotros como instrumentos solo seremos sus intermediarios y el Espíritu nos guiará.

¿Qué sentiste cuando viste la alegría de la gracia y los frutos en nuestros amigos de Horco Molle al recibir los sacramentos?

Durante todo el proceso sentí que yo misma estaba preparándome para recibir a Jesús, como si fuera la primera vez. Fui yo la que, junto con ellos, me enamoré de la Eucaristía y entendí que es éste el modo que Dios eligió para quedarse entre nosotros.

Particularmente ese día, tuve sentimientos encontrados. Por un lado, la profunda emoción y alegría de verlos felices, orgullosos y llenos de Espíritu. Acompañados por sus familias y decididos a festejar este nuevo camino. Por otro lado, mientras el festejo terminaba, sentí cierta nostalgia al pensar que terminaban nuestros encuentros. Pero este último sentimiento compartido con ellos nos animó a pensar cómo seguir y supimos que éste era el comienzo del camino… y allá vamos a seguir, en comunidad, como iglesia.

Autor: María Young
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